Cómo se mide la fuerza y el daño de un huracán

Tras las recientes informaciones sobre el huracán Florence, fenómeno que ha perdido fuerza pero que ha hecho que cientos de miles de personas de la costa sudoeste de Estados Unidos busquen refugio, la escala Saffir-Simpson ha sido muy consultada.

Se trata de la herramienta clave a la hora de determinar el potencial daño destructivo de un ciclón tropical. Así como existe la escala Richter que mide la fuerza de los terremotos, la escala Saffir-Simpson (que lleva los apellidos del ingeniero Herbert Saffir y el meteorólogo Robert Simpson por ser quienes la desarrollaron en 1969), mide la velocidad del viento y el daño que puede hacer a las construcciones grandes como edificios.

Las distintas categorías evidencian cuán fuerte es un huracán, siendo 1 la más baja y 5 la más alta:

  • Categoría 1: Vientos entre 119 y 153 kilómetros por hora. Las olas pueden llegar a 1,5 metros de altura e inundar algunas zonas costeras. En esta categoría, los daños suelen producirse en elementos que no están anclados al suelo, al igual que avisos y árboles.
  • Categoría 2: Vientos entre 154 y 177 kilómetros por hora. Las olas crecen hasta 2,4 metros de altura. La fuerza del aire puede afectar los elementos exteriores de edificios como ventanas y techos. También hay alta probabilidad de que los árboles y las señales sean arrancados del suelo.
  • Categoría 3: Vientos de hasta 209 kilómetros por hora con olas que superan los 3,6 metros de altura. Se pueden producir daños devastadores. La electricidad y el agua no estarán disponibles durante varios días o semanas después de que pase la tormenta.
  • Categoría 4: Vientos entre 210 y 249 kilómetros por hora con olas que superan los cinco metros de altura con posibilidad de ocasionar un daño catastrófico. La mayor parte de las estructuras de las casas pueden sufrir graves daños o pérdidas. Árboles serán derribados al igual que postes de energía.
  • Categoría 5: Es el máximo nivel con vientos que superan los 250 kilómetros por hora y olas que exceden los seis metros de altura. La fuerza de los vientos puede destruir un alto porcentaje de viviendas con árboles y postes de energía caídos. La mayor parte del área puede ser inhabitable durante semanas.