Las pestañas cumplen una función de escudo, ya que protegen a los ojos de impurezas. Impiden que objetos extraños y/o materiales como polvo, arena o cristal dañen el globo ocular.

Su otra función es filtrar la luz del sol, para que ésta no cause molestias en los ojos.

Por estas razones su tamaño es muy importante, sin embargo, tenerlas más largas no significa necesariamente que sean mejores.

Según una investigación del Georgia Institute of Technology (EE.UU.), cuando son ‘kilométricas’ canalizan el aire hacia los ojos, introduciendo así polvo y partículas que causan sequedad e irritación.

La conclusión de esta investigación determina que la longitud ideal de las pestañas es un tercio del ancho del ojo.