IDENTIFÍCALAS | Causas de por qué estás cansado y desinteresado en hacer algo

Más allá del consumo energético del organismo o el poco descanso producto del estrés, podría haber otras circunstancias en tu vida que generen apatía en todo lo que haces

Todas las personas, en algún momento, se han sentido agotados y sin fuerzas, un estado físico y mental que resulta desagradable e incluso, desesperante.

Pero no tener energía ni motivación no implica que no puedas preocuparte por lo que está pasando y preguntarte qué lo causa.

En esta publicación, el psicólogo Danilo Díazgranados te explicará algunas de las posibles causas por las cuales te sientes así.

Antes de entender las causas, se debe dar nombre a cada cosa: apatía y astenia, ambas arraigadas al estado de energía de cada individuo y a la cantidad de carga mental que se tenga. Cuando tu cuerpo y mente utilizan grandes cantidades de energía el organismo avisa que nuestros recursos se están agotando. Esa energía se recupera descansando y comiendo adecuadamente.

1- Apatía: es una condición de falta de motivación o de interés por los diferentes aspectos de la vida, generalmente asociada a un estado de malestar o desesperanza. Existe una indiferencia tanto a nivel cognitivo como afectivo a la mayoría de los estímulos, y las ganas de actuar disminuyen de manera considerable.

La apatía nace del “aplanamiento afectivo”, la falta de perseverancia y la reducción de pensamientos y conductas autogeneradas. Es decir, se reduce la vinculación entre sucesos y emociones, lo que produce que la persona disminuya su rendimiento y su nivel de esfuerzo ante cualquier estímulo, retroalimentando la desmotivación del individuo.

2 – Astenia: se refiere a una considerable reducción en el nivel de energía y fuerza en el organismo, impactando en la motivación y produciendo una sensación de agotamiento tanto a nivel físico como mental.

Esta alteración puede ir acompañada de:

  • dificultades de atención y concentración
  • alteración del sueño y de la memoria
  • pérdida de apetito y deseo sexual
  • bradicinesia o lentitud en el movimiento
  • mareos
  • labilidad emocional
  • síntomas depresivos
  • según su causa, es posible experimentar alteraciones como fiebre y alucinaciones.

En algunos casos puede causar pérdida de conciencia, cambios en la visión o dificultad para el habla.

Este agotamiento afecta la vida de quien lo padece en distintos ámbitos vitales, pues disminuye la cantidad de conductas realizadas y su estado de humor.

Causas habituales

Las causas serán diferentes para cada caso, y es posible que se deba a una interacción entre diversos elementos. Sin embargo, a grandes rasgos, algunos de los principales motivos que producen la apatía y la astenia pueden ser:

1 – Falta de sueño. Una posible causa de que aparezcan estas sensaciones es la ausencia de un período de descanso suficientemente largo y de calidad. El cuerpo y la mente consumen energía constantemente, por lo que requieren descansar con el fin de reponerse las energías fuerzas para actuar.

2 – Agotamiento físico. Agotar las reservas de energía producirá agotamiento físico y mental, limitando la voluntad del individuo para actuar.

3 – Anemia. El organismo necesita nutrientes y oxígeno para las células (que incluyen las asociadas a la motivación y al control de nuestra energía). La deficiencia de determinados nutrientes puede llevar a un estado de agotamiento y falta de motivación total.

4 – Falta de actividad. Parece no tener sentido, pero la falta de actividad física impacta negativamente en la motivación para hacer las cosas, por lo que una gran cantidad de personas pueden llegar a un estado de frustración o de cansancio.

5 – Enfermedades médicas. Entre ellas pueden encontrarse las vinculadas al sistema endocrino, como el hiper/hipotiroidismo o la diabetes. Otras se vinculan con el dolor o el nivel de energía física, como la fibromialgia, la fatiga crónica o la artritis. Problemas de corazón, pulmones (por ejemplo, la EPOC), hígado o riñones también pueden afectar en este sentido.

6 – Sensación de falta de control sobre lo que sucede. La percepción de los hechos y creencias preestablecidas pueden producir una falta de motivación. Las personas que consideren que sus actos carecen de sentido sobre su entorno reducirán sus conductas y abandonarán la acción, adoptando una postura pasiva. Se pierde la motivación y las ganas de actuar pues se cree que nada va a cambiar y la frustración genera un desgaste a nivel energético.

7 – Frustración y falta de objetivos. La ausencia de ilusiones, objetivos y metas vitales, o bien la frustración o imposibilidad de llevarlos a cabo es una causa habitual de apatía y sensaciones de baja energía y cansancio. No saber qué hacer o no ser capaz de definir un plan de acción produce un estado de angustia e insatisfacción, que puede convertirse en algo habitual en el tiempo y generalizado en diversas situaciones. Esto puede generar una sensación de impotencia y falta de control sobre la propia vida.

8 – Vivencia traumática. El haber vivido experiencias traumáticas. En este caso se podría hablar de una situación típica de lo que ocurre en un periodo de duelo, por ejemplo, cuando perdemos a un ser querido o cuando percibimos que perdemos capacidades. También son síntomas que pueden aparecer en trastornos por estrés postraumático.

9 – Estrés. El día a día posee una altísima carga de demandas sociales y profesionales, obligando a las personas a ser eficaces y eficientes en nuestro trabajo, proactivos y competitivos. Esto genera gran estrés y angustia, que se mantiene en el tiempo y puede terminar por saturar a la persona, desencadenando una pérdida de motivación y una gran fatiga física y mental.

10 – Depresión. La depresión puede estar vinculado a la falta de motivación e interés. De hecho, algunos de los síntomas de la depresión son la apatía, junto a otros más característicos, como la tristeza o la pérdida de capacidad para sentir satisfacción y placer con lo que antes nos gustaba.

Si te identificas con todos o algunos de los síntomas anteriores, el psicólogo Danilo Díaz Granados sugiere hacer una pausa y buscar ayuda profesional para tratar este trastorno a tiempo, y así consigas recuperar la motivación para reimpulsar tu vida.