Es común escuchar que la leche cae pesada especialmente a personas adultas, aunque también es conocido que algunas de ellas tienen intolerancia a la lactosa.

Por eso existe la leche «sin lactosa» y así evitar algún tipo de ingesta, sin embargo, en países como Australia, Nueva Zelanda, China, Malasia, Hong Kong, Estados Unidos y Reino Unido consumen leche A2, siendo ésta fácilmente digerible.

Volviendo a lo mal que puede caer la leche en algunas personas, estudios apuntan a una proteína llamada A1 como la principal culpable de esta sensación.

Descartando la culpabilidad de esta proteína, Nicholas Fuller, doctor del centro de medicina australiano Charles Perkins, señaló en un artículo: «Si usted nunca ha tenido problemas con la leche, no hay evidencia de que beber la que solo contenga A2 vaya a proporcionarle beneficio alguno».

¿Y por qué no nos fijamos donde se produce la leche?

Tras esta interrogante, Rosamund Young, autora del libro «La vida secreta de las vacas» y propietaria de la primera granja orgánica de Reino Unido, destacó que «todo el mundo sabe que la leche de razas distintas tiene características distintivas en sabor y calidad. Pero vacas de la misma raza y edad producen también leches diferentes y contenidos de grasa variables».

En su casa, dice Young, las botellas de leche están etiquetadas con el nombre de las vacas de las que proceden, que cada miembro de la familia consume según sus preferencias.

Sin tomar en cuenta a las proteínas A1 y A2, Young apunta al origen de la leche.