La Capsula Informativa: Honorarios de arquitectura: volver a la dignidad

Durante la última década, o más, las PYMES de arquitectura han enfrentado una concatenación de crisis que han erosionado su viabilidad económica. La pandemia del COVID-19, la prolongada ralentización asiática, los vaivenes legislativos en el derecho laboral español y, sobre todo, el retorno de la guerra al territorio europeo —con el conflicto ruso-ucraniano aún sin resolución— han conformado un escenario inédito en la historia reciente.
En tiempos de incertidumbre global, la arquitectura ha sido testigo silente de una globalización quebrada. El Canal de Suez, clave logística entre Oriente y Occidente, sufrió en 2023 una paralización que aún provoca anomalías en el suministro de materiales esenciales. El intento de reconducir rutas marítimas por el borde de África terminó en episodios de piratería que solo Canarias y Sudáfrica lograron sortear. La guerra no solo truncó circuitos comerciales: alteró la esencia de la política presupuestaria europea, obligando a sustituir inversiones sociales por gastos defensivos tras décadas de estabilidad democrática.
Repercusiones en la práctica arquitectónica
A raíz de estos desórdenes estructurales, los arquitectos se han visto obligados a reconfigurar el diseño urbano y edilicio con recursos locales, adaptándose a las capacidades técnicas y climáticas de cada enclave. Este esfuerzo creativo se ha realizado bajo honorarios menguantes y condiciones contractuales cada vez más asfixiantes —especialmente en obra pública— donde los pliegos privilegian el precio por encima de la calidad o la singularidad y donde la burocracia lo empantana todo haciéndolo más difícil.
La aplicación de la ley de contratos del sector público ignora los artículos que protegen el valor técnico del diseño y favorece ofertas temerarias
La LCSP y la paradoja de lo técnico
Desde 2017, la Ley de Contratos del Sector Público ha generado una aplicación fragmentada y mecánica que ignora los artículos que protegen el valor técnico del diseño. Los criterios de adjudicación han derivado en una competencia por bajas temerarias, menoscabando la viabilidad de estudios que apuestan por la excelencia. El recurso administrativo especial rara vez prospera, pues el peso de la discrecionalidad técnica premia a funcionarios poco proclives a reconocer el valor del proyecto arquitectónico más allá de su cuantía.
Arquitectura: técnica, arte y responsabilidad social
Los arquitectos no solo son técnicos: ejercen una de las siete artes visuales. Y como tal, su trabajo impacta directamente en la salud, el bienestar y la identidad cultural de la ciudadanía. La arquitectura es I+D+i con B de belleza. Todo lo que hicimos bien en la primera década de este siglo es otra historia, pero que al menos nos ha dejado obras magnificas de una época en que los arquitectos sí eran respetados, y hoy son testimonios tangibles del valor cultural que la arquitectura aporta cuando se ejerce con dignidad.
La urgencia de dignificar la profesión
La precariedad actual ha vaciado de contenido el ejercicio profesional, obligando a encadenar proyectos para no caer en la quiebra. A esto se suma el ocaso de la internacionalización alcanzada por empresas canarias del sector tras el desplome del ladrillo en 2008–2009. Reivindicar honorarios dignos es una cuestión de supervivencia, pero también de respeto a una disciplina que transforma el espacio público y construye civilización.
Abogada. Doctora en Arquitectura
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