La capsula Informativa: Sobrevivir al día a día

«El verdadero valor de la vida se encuentra
en los momentos simples y cotidianos».
Edith Wharton
En un mundo que no para, donde todo va demasiado rápido, es fácil sentirse atrapada en una corriente que arrastra sin descanso. La ansiedad se cuela en nuestra mente como una sombra invisible, recordándonos las presiones, las expectativas y el miedo a no ser suficiente.
Creo que gran parte de la ansiedad que muchas personas sienten hoy en día tiene mucho que ver con cómo es la sociedad y el ritmo de vida que llevamos.
Vivimos en una era de exigencias constantes: hay mucha presión para rendir en el trabajo, en lo social, incluso en la imagen que proyectamos. Estamos conectados todo el tiempo, con mucha información y estímulos que no paran, y eso puede sobrecargar nuestra mente.
Además, la sociedad actual promueve a menudo la inmediatez y la perfección, lo que genera miedo a equivocarnos o a no estar “a la altura”, y eso hace que muchas personas vivan en alerta continua.
También está la sensación de incertidumbre global —económica, política, sanitaria, social— que afecta nuestra seguridad y tranquilidad interior.
Por eso es tan importante encontrar momentos y espacios donde desacelerar, desconectar y cuidarnos para que esa ansiedad no nos domine.
La ansiedad en el día a día suele venir de cosas muy comunes y normales, pero que al acumularse o ser muy intensas pueden desbordarnos. Sobrevivir al día a día a veces supone un reto. Aquí te dejo algunas de las más frecuentes:
- Incertidumbre y miedo al futuro, como preocuparse por lo que va a pasar o anticipar problemas.
- Exceso de responsabilidades o tareas pendientes, sentir que no damos abasto o que todo está apretado.
- Problemas o conflictos personales o familiares, discusiones, rupturas, o situaciones de tensión.
- Presión social o laboral, sentirse juzgada, evaluada o con miedo a fallar.
- Falta de descanso o sueño insuficiente, que afecta el cuerpo y la mente.
- Cambios grandes en la vida, como mudanzas, pérdidas, o situaciones nuevas que no controlamos.
- Pensamientos negativos o rumiaciones, darle vueltas una y otra vez a lo mismo sin solución.
- Falta de autocuidado, no dedicar tiempo a relajarse o hacer cosas que nos gustan.
- Estímulos constantes y sobrecarga tecnológica, como el móvil, redes sociales, mensajes, noticias…
Aquí te dejo unos trucos rápidos y efectivos para esos momentos de ansiedad que llegan de repente:
- Respira profundo y lento: Inhala contando mentalmente hasta 4, aguanta 2 segundos, y exhala contando hasta 6. Repite varias veces. Esto ayuda a activar el sistema nervioso parasimpático, que calma el cuerpo.
- Técnica de los 5-4-3-2-1: Mira a tu alrededor y nombra en voz baja o mentalmente:
- 5 cosas que ves
- 4 cosas que puedes tocar
- 3 sonidos que oyes
- 2 olores que percibes
- 1 sabor que puedas recordar o sentir
Esto ancla tu mente al presente y aleja la ansiedad.
- Aprieta y suelta: Aprieta fuerte las manos o los puños durante 10 segundos y luego suéltalos despacio. Repite con los pies o los hombros. Esto ayuda a descargar tensión física.
- Repite una frase que te tranquilice, algo que te dé fuerza, por ejemplo: “Estoy segura, esto pasará” o “Puedo con esto, un paso a la vez”.
- Muévete un poco: Si puedes, levántate y camina despacio, estira el cuello y los brazos. El movimiento ayuda a liberar la tensión acumulada.
La verdadera fuerza está en detenerse un momento. En escuchar el latido de nuestro propio corazón y en recordar que nuestra valía no depende de la velocidad con la que corremos ni de las metas que alcanzamos.
En medio del ruido y la prisa, hay un espacio sagrado para la calma, para la paciencia y para el amor hacia nosotras mismas.
Porque vivir con ansiedad no es una derrota, es una señal de que somos humanas, sensibles, que nos importan las cosas profundas.
Y cada día que eliges cuidarte, respirar, soltar un poco la carga, estás dando un paso gigante hacia la paz interior.
La sociedad puede ir rápido, pero tú tienes el poder de elegir tu ritmo, tu espacio, tu tranquilidad.
Y eso es un acto de valentía y amor que ninguna presión podrá arrebatarte.
Cuando esa ansiedad trate de apoderarse de ti, recuerda: “En medio del caos del mundo, mi paz interior es mi refugio más poderoso, y cada pequeño paso hacia ella es un acto de amor hacia mí misma.”
¡Feliz verano! Nos leemos en septiembre.
Con amo,
I.
Please follow and like us: