La capsula Informativa: ¿Es bueno o malo ser vulnerable?
La mayoría de las personas, cuando piensa en la palabra vulnerabilidad, indefectiblemente lo asocia con algo negativo. La interpretan como una debilidad o algo que deben mejorar para poder ser fuertes frente a los desafíos que la vida les plantee. Acompaña a la licenciada Débora Pedace a responder la siguiente pregunta: ¿Es bueno o malo ser vulnerable?
La palabra vulnerabilidad es una característica que ha acompañado al ser humano desde sus orígenes, siendo una cualidad muy útil que permitía la protección frente al peligro. Y es muy interesante que cuando se habla de vulnerabilidad y se toma la palabra que deriva del latín vulnerando, refiere a la cualidad de una persona de ser herida. Es una palabra que tradicionalmente se ha llegado a asociar con la susceptibilidad, la sensibilidad o la delicadeza. Incluso con el miedo a ser herido psicológica o físicamente.
¿La vulnerabilidad te hace débil? ¿Te deja expuesto?
Débora quiere presentarte otra mirada respecto a este término y en este segmento hablamos sobre los beneficios de ser personas vulnerables. De encontrar en el camino de la vulnerabilidad muchas respuestas que quizás no son fáciles de interpretar.
La importancia de ser honestos
En muchas ocasiones, ser personas vulnerables nos permite ser honestos con nuestros sentimientos, pensamientos y experiencias. En este sentido, la vulnerabilidad es un recurso de desarrollo y crecimiento personal. Al permitirnos ser capaces de mostrar nuestro verdadero yo a los demás, incluso si eso significa resultar heridos.
El miedo típico
Seguramente el miedo a resultar heridos, sea la razón por la que muchos no quieran mostrarse de esta forma, por las consecuencias que podrían enfrentar. De todas maneras, el ser vulnerable requiere valor y fuerza porque nos exponemos sin saber lo que pasará. Confiamos en que la otra persona nos aceptará tal y como somos y eso es un riesgo que debemos asumir.
¿Por qué es importante hablar sobre vulnerabilidad?
Porque puede ayudarnos a cruzar la barrera de la superficialidad que caracteriza a las relaciones hoy. Orientándonos a establecer vínculos más estrechos con los demás. Cuando somos vulnerables, dejamos que la otra persona nos influya, ingrese en nuestro mundo interno y nos conozca como somos. Y, por consecuencia, llegar a un nivel más profundo de confianza e intimidad dando lugar a relaciones interpersonales sanas y duraderas.
Pero entonces, ¿es bueno o malo ser vulnerable?
El ser vulnerables nos ayuda a crecer y aprender más sobre nosotros mismos. Nos permite entrar en contacto con nuestras emociones y comprendernos mejor. Y esto puede servir de base para que comencemos a trabajar en nosotros mismos. Haciendo un trabajo de introspección y autoconocimiento que nos permita desarrollar una mayor fortaleza frente a aquellas situaciones que tienden a sobrepasarnos, haciéndonos sentir frustración e incapacidad.
La mayor dificultad
Por el contrario, cuando tendemos a ocultar nuestra vulnerabilidad, tratando de no mostrar nuestros sentimientos, podríamos tener mayores dificultades para conectar con otras personas. Por todo lo mencionado, es necesario ser personas frescas, honestas y vulnerables en momentos y situaciones en donde podamos expresarlo.
¿Cómo llegamos a ser personas con estas cualidades?
Anímate a ser vos mismo, anímate a compartir tus miedos y preocupaciones con personas con las que te sientas seguro. Admití que muchas veces necesitas ayuda y que en otras oportunidades serás vos a quién otro necesite y seguramente, si te has mostrado vulnerable alguna vez, esa persona habrá conectado lo suficiente con vos como para pedirte ayuda cuando la necesite. Genera el hábito de la honestidad, con vos mismo, con tus emociones y sentimientos y con los demás. Cuando somos reales, sinceros, transparentes y no tenemos miedo a la mirada del otro, la vulnerabilidad actúa sola.
Para finalizar, recuerda que socialmente la vulnerabilidad suele considerarse una debilidad y que, estas transformaciones en tus relaciones, pueden sorprender a más de uno. No te rindas, no cedas, anímate a mostrar una versión tuya mejorada que anime a otros a aceptar el error como parte del proceso y a ser personas conscientes, demostrando que ser vulnerables es más un beneficio que un fracaso.