La capsula Informativa: Practicar la consciencia plena

«Tratamos a quien llega nuevo como si llegara tarde:
«Haber llegado antes.»
No entendemos que en la vida la gente llega cuando tiene que llegar».
Charles Simic

He regresado. Y me ha venido muy bien este tiempo de parar, de calma, de organizar y reorganizar. Tan importante. Tan necesario.
Así, puedes ver en qué punto estás y hacia dónde te diriges. Puedes reflexionar, pensar, inspirarte…

El otro día, justo antes de ducharme, pensé en que prácticamente estoy en modo «multitarea» porque quiero ahorrar y aprovechar el tiempo lo máximo posible. Y eso a veces nos mantiene alejadas de la realidad y del «aquí y ahora» porque estamos más pendientes en que el futuro esté organizado y estructurado que en disfrutar de lo que estamos haciendo.

La vida me está enseñando a vivir el «día a día». Tan difícil a veces. Nos olvidamos de que esa es la única realidad. Estamos aquí sin estar.

Es verdad que con el ritmo de vida que tenemos ahora se complica. No creo que mi abuela hace muchos años tuviera que pararse a pensar en si estaba siendo consciente de lo que vivía o si estaba practicando la consciencia plena. Ellos simplemente hacían lo que tenían que hacer. Con sus circunstancias. Con el momento que les había tocado vivir. Vivían.

Claro que se preocupaban por ese futuro que llegaría en algún momento. Pero vivían más conscientes de lo que lo hacemos ahora. Quizás porque no tenían tantas alternativas como hay hoy día. Porque practicaban la paciencia. Porque sabían ser con lo que tenían.

Y ahora estamos instalados en una resignación donde nos sobra ropa, nos quejamos de la falta de tiempo, nos encerramos para evitar que nos molesten y el móvil que en teoría nos acercaba a los demás, nos aleja también un poco de nosotras. Tanto forma parte de nuestra vida que cuando lo llevamos en la mano, hay veces que lo buscamos sin saber que lo tenemos agarrado en la otra.

La vida no es «para llevar». La vida es para «comer aquí». Para disfrutar, saborear y digerir lentamente. Pero muchas veces con las prisas nos atragantamos. Vamos rápido y calmamos esas ansias sin más. Estamos corriendo de un lado para otro quejándonos, casi enfadados con el universo y con aquellos que vienen a molestarnos, viviendo a trompicones y esperando que llegue el fin de semana para disfrutar algo de nuestro tiempo.

¿Y el resto de la semana? ¿El resto de la vida? ¿Cuándo se supone que debemos vivir? ¿Disfrutar?

Solo hay que salir ahí fuera y ver que la gran mayoría va en el bus con el móvil en la mano, leyendo o simplemente desplazando hacia arriba, cuando cruzas la calle, en una reunión… ¿Dónde estamos realmente?

¿Qué hacemos con el tiempo? ¿Qué hace el tiempo con nosotros?

Practicar la consciencia plena se ha vuelto complicado entre la «falta de tiempo» y la falta de ganas. Y nos sobra todo el exceso de estímulos que nos vienen por todos lados. Es como si nos quedáramos esperando que nos dijeran qué hacer, cómo vivir y cuál es el momento perfecto. Pero la vida pasa. Y la vida, pasa.

Estoy tratando de vivir lo más consciente posible. El arte de no hacer nada, de intentar disfrutar del trayecto en bus, del atardecer mientras paseo, de la conversación con quien esté…

Y cuesta. Lo hago a conciencia y cuesta. Aprender a practicar la consciencia plena no es fácil, pero ser consciente de que es necesario, te acerca a ello. Cada día un poco más.

Sí. Aburrirte también es algo que puedes hacer. Y no necesitas el móvil para ocupar esos huecos, espacios o pausas en tu vida. No es fácil practicar la consciencia plena, pero al final disfrutas de ello. Porque saboreas la vida con intensidad, tienes la atención plena en lo que haces.

Y vives, que al final, se nos olvida lo más importante.
Nos leemos en breve.
Con amor,
I.

Please follow and like us:



Ver fuente