Por muy grandes o pequeños que sean los desordenes cotidianos, sin darnos cuenta afectan nuestra salud.

Mantener el orden, la armonía en los espacios y la comodidad en el hogar son antídotos eficaces frente al estrés. Acumular cosas genera sensación de agobio, cansancio, aumenta las alergias y hace postergar.

Estas son las consecuencias que produce la desorganización cotidiana:

Provoca cansancio

El desorden implica un cansancio extra al final del día, ya que el cerebro permanecerá en un estado de incertidumbre todo el tiempo.

Te quita tiempo

Te obliga a invertir un buen tiempo buscando aquello que deseas encontrar.

Causa sentimiento de culpa

Vivir de forma desordenada provoca un sentimiento de culpa, ya que hace pensar que no se tiene el control de las cosas. Cuanto más se postergue la situación de desorden, más nos costará organizar el entorno y la culpabilidad seguirá aumentando.

Es fuente de preocupaciones

Los objetos que posees y con los que más te relacionas, configuran la realidad diaria. La percepción de no tener el manejo de estos elementos puede desprender una sensación de preocupación.

Retrasa las tareas

El desorden retrasa tareas y además las obstaculiza. Dedicar un tiempo a organizar los espacios y convertirlos en entornos agradables es una buena inversión, dado que reducirá el tiempo diario que luego necesitarás para desenvolverte en tu entorno desorganizado.

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