Al fortalecer los músculos faciales, los tensamos, y en consecuencia atenuamos los surcos y arrugas de nuestra cara.

Si trabajamos los músculos faciales, los rasgos se suavizan, desaparecen las tensiones en el entrecejo, la frente y mandíbula.

Al incidir sobre los músculos estamos incidiendo también sobre la piel.

La piel está unida a los músculos faciales, de tal forma que el estrés y las tensiones emocionales prolongadas producen adherencias en los tejidos, lo que provoca pérdida de elasticidad.

Tenemos en nuestra cara más de 20 músculos dedicados a las expresiones faciales si sumamos los del cráneo tenemos unos 50.

Retrasamos el envejecimiento de nuestros músculos.

La piel recupera su elasticidad.

Nuestra piel está más luminosa, más oxigenada, más hidratada.

Nos mantiene unas expresiones faciales más suaves y naturales.

Moldeamos nuestros rasgos.

Disuelve tensiones faciales y craneales.

Rebaja las tensiones musculares de la cara y cráneo, efectivo en dolores de cabeza, cuello, mandíbula producidos por exceso de tensión.

La belleza está en el interior y se refleja en el exterior.

Tonifica toda la musculatura facial, reafirma los tejidos.