Elige un entrenador personal para que te ayude a conseguir tus objetivos fitness

¿Cómo elegir un entrenador personal? Uno bueno, claro. Lo que hace años era para unos pocos privilegiados es hoy algo mucho más extendido. Las cadenas de gimnasios  han democratizado la posibilidad de tener un entrenador personal. Pero no sólo los gimnasios; ahora por cada tres likes que das en Instagram, uno es de alguien que se ofrece como entrenador.

La oferta de entrenadores personales, trainerscoaches o como quieras llamarlo es tan grande que puede que no sepas ni por dónde empezar, o que hacerlo te dé tanta pereza que vayas procrastinando la elección hasta el infinito. Mientras tanto, el tiempo va pasando en tu contra y tú te haces un montón de preguntas. ¿Es mejor elegir al que más cerca esté? ¿Al más barato? ¿El más caro es mejor?¿Al que tenga más seguidores? Veamos algunos de los criterios más eficaces para saber cómo elegir entrenador personal.

1. Que sea profesional

Parece de perogrullo, pero los entrenadores no profesionales crecen como las setas en otoño. La legislación o, mejor dicho, la falta de una legislación férrea y uniforme al respecto, tiene parte de la culpa. En la actualidad, en España un técnico deportivo puede ejercer de entrenador personal. Además, cada comunidad autónoma tiene una legislación diferente sobre la actividad deportiva. La consecuencia es que los graduados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFD), con cuatro años de universidad, comparten espacio con otros sin apenas cualificación.

2. Que esté adaptado a tus objetivos

En el maravilloso y basto mundo de los entrenadores personales hay, como en todo lo demás, especializaciones. Si entrenas por estética y tu prioridad es un cuerpo armonioso, alguien cuya trayectoria esté vinculada al deporte de competición quizá no es la mejor opción. Y viceversa. La experiencia de un profesional en running, por ejemplo, no va a servirte de mucho en tus objetivos de hipertrofia. 

3. Que esté centrado en ser bueno, no en parecerlo

Hoy en día todos los que estamos en las redes sociales procuramos tener una imagen profesional adecuada. Los entrenadores saben que, en un mundo de hashtags fit en el que la obsesión por el físico no deja de crecer como una silente pandemia, las redes son aguas en las que pueden pescar. Sin embargo, algunos entrenadores (sobre todo, los más jóvenes) invierten más tiempo y energías en parecer buenos que en ser buenos en realidad. 

4. Que no le dé al precio más importancia de la que tiene

Todos trabajamos por dinero, claro. En el caso de los entrenadores, además, el precio sirve como estrategia: los muy baratos quieren conseguir muchos clientes y los muy caros quieren enfocarse sólo a un determinado público. Ambas posturas son igual de lícitas, pero aquí la prioridad no son ellos, sino tú. Lo primero es preguntarte a ti mismo cuánto puedes gastarte al mes en un entrenador, y lo segundo es plantearte cuánto de lo que puedes estás dispuesto a gastar (o a invertir, según se mire).

5. Que sea él quien se adapte a ti

En una sociedad obsesionada con la productividad y con ser el número uno, es probable que quieras que tu entrenador sea el mejor de la ciudad (lo que a menudo significa sólo el más famoso). Enhorabuena. Has elegido al más caro y al más ocupado de todos. Ahora tendrás que elegir entre un entrenamiento el sábado a las 6:00 h. o el lunes a las 22:00 h. No es eso lo que quieres, ¿verdad? Pues busca a uno que te permita una cierta flexibilidadTu vida no es siempre la misma, y si te surge un imprevisto de un día para otro no debería posponer demasiado el entrenamiento de esa semana, ni mucho menos cancelarlo.

6. Que tenga habilidades comunicativas

Con esto queremos decir, en pocas palabras, que sepa escucharte y explicarse. Debes poder decirle con claridad lo que quieres conseguir o comunicarle si algo no te gusta o si no está dando el resultado que tú esperabas. 

7. Que te haga autosuficiente

Esto es un poco como la principal misión de los padres con los hijos o los profesores con los alumnos: formar personas que sean autónomas. Con el paso del tiempo, el profesional tiene que enseñarte a poder entrenar correctamente sin él. Aunque lo parezca, no se trata de autoboicotearse, sino de acompañarte en cada fase por la que vas a pasar.