Gracias a unas cláusulas restrictivas que Google incluyó en sus contratos con medida de exclusividad, la Comisión Europea le impuso una tercera multa de 1.490 millones de euros, en menos de 2 años al gigante tecnológico.

Esto se debe al incumpliendo que ha tenido Google en relación al incumplimiento de normas antimonopolio, prohibiéndoles a los portales web colocar en ellas sus propios anuncios.

«se ha protegido de la presión de sus rivales al imponer restricciones contractuales anticompetitivas en páginas web de terceros». Resaltó Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia.

Según ha dicho Vestager, «no había razón para que Google incluyera esas cláusulas restrictivas excepto para mantener fuera a sus competidores, lo que en última instancia hizo que los consumidores acabaran pagando precios más altos».