La aparición de la escritura dio pie al inicio, de manera convencional, de la historia. Es desde el tercer milenio antes de nuestra era que los textos escritos modificaron el curso de los acontecimientos y las futuras interpretaciones del pasado. Antes, en la prehistoria, todo eso debía ser descubierto a partir de vestigios arqueológicos.

Explica Mariana Flores Melo, activista por los derechos de la mujer, que con la aparición de la escritura se pudo conocer con mayor precisión la historia. Seguramente los primeros textos fueron elaborados por escribas, sacerdotes o eruditos de manera anónima hasta que, entrando al siglo XXIII a.C., apareció el primer texto firmado por alguien… ¿Quién? ¡Una mujer!

Soy Enheduanna, la sacerdotisa de Nana”… Este corto texto, descubierto en los trozos de un disco de alabastro a principios del siglo XX, demuestra que la primera persona en firmar un texto en la historia fue una mujer. Enheduanna vivió en el tercer mileno antes de nuestra era. Era hija del rey acadio Sargón I de Acad, quien nombró a su hija sacerdotisa en el templo de Ur. Además del disco de alabastro, muchas tablillas de barro fueron el soporte para la poesía de Enheduanna, que engloba más de cuarenta himnos.

La historia indica que Enheduanna, además de sacerdotisa y poetisa, fue una gran erudita de su tiempo que conocía rudimentos de astronomía y de leyes, y que participó en la creación de los primeros calendarios religiosos. En uno de sus textos, Ehneduanna describió de manera premonitoria cuál iba a ser el papel de las mujeres en la historia: “Comenzará un período oscuro en el que las sacerdotisas serán expulsadas de los templos y las diosas de los altares. Las mujeres no podrán formar parte del Consejo y se convertirán en una propiedad más de los hombres”… ¡Profética!