Cascada de imágenes: la invasión del otro

No alimentes las imágenes de tu ex, no les des cabida, pelea contra ellas tratando de reemplazarlas o simplemente eliminándolas. Cada quien desarrolla su propio método de afrontamiento. No entres en el juego de confundir lo real con lo imaginario. Trata de mantenerte con los pies en la tierra y que las imágenes no te dominen.

“Todo me recuerda a ti”

Hay personas especializadas en apegarse a los detalles. Los captan de la nada, los identifican a kilómetros de distancia y los incorporan a su mundo interior para establecer correlaciones y explicaciones de todo tipo. “Cada cosa me trae un recuerdo de lo que vivimos juntos”. Con ese nivel de condicionamiento, la mera respiración podría llegar a ser motivo de recordación.

¿Te has puesto a pensar que tu ex quizás ni siquiera piensa en ti y menos en esos “pequeños detalles” sentimentales? Que tu memoria sirva para recordar lo que vale la pena, lo que te haga crecer como persona. No gastes energía inútilmente.

“Qué será de ti”

En cualquier momento se dispara la añoranza, como la alarma de un carro sin abrir la puerta: “¿Qué será de ti?”, y la mente se queda varada tratando de resolver el nudo y la duda, reflexionando en el lugar equivocado: el ayer. Las ganas de saber en qué anda el ex y qué está haciendo se multiplican y tratamos de investigar su vida actual. Así́, poco a poco, vamos armando una estructura melancólica y nos encerramos dentro. La nostalgia nos empuja a un mundo de pena y desolación, pero con un toque agridulce.

¿Qué hacer? La actitud combativa ayuda una vez más: “¿Qué será́ de ti?”, pues lo ideal sería responder: “No tengo idea, ni me interesa”. Si la nostalgia es más fuerte que tú e invade tu existencia, puedes “darle permiso” de que se active, pero solo a ciertas horas del día. Es una salida provisional que suele ayudar a que la melancolía no siga creciendo exponencialmente.

Con información de elartedesabervivir.com