Aprende a identificar la fatiga crónica
A veces diagnosticada erróneamente, la fatiga crónica puede ocasionar graves problemas en la vida diaria, dejando a los pacientes que la sufren casi imposibilitados para hacer sus actividades habituales, pues el cuerpo no consigue reponerse con ciertas horas de sueño y se vuelve muy vulnerable a los mínimos esfuerzos.
Uno de los síntomas más comunes de la fatiga crónica es el agotamiento excesivo. Debemos estar atentos al identificar este malestar, pues no se parece en nada al cansancio que produce un largo día de trabajo, ya que el desgaste se siente en los huesos y en los músculos, dejando al paciente casi imposibilitado para realizar cualquier actividad mental o física.
Aunque parezca contradictorio, la fatiga crónica no nos permite conciliar el sueño, por muy cansados que estemos. En este sentido puede ser una de las principales causas de insomnio, o de un sueño liviano, en permanente estado de sobresalto, que no permite que el descanso sea profundo y reparador. Algunas personas lo tratan como si fuese un simple trastorno del sueño, sin pensar que tratándose de una fatiga crónica, poco se podrá hacer para remediar esta situación.
El agotamiento que produce la fatiga crónica no solo es físico, también es mental, es por esto que esta enfermedad ocasiona en los que la sufren distracción y una notable reducción en la capacidad para concentrarse, volviendo a las personas olvidadizas, incluso para realizar las cosas más sencillas.
Por último, el aislamiento social es inminente, pues al tener una enorme sensación de cansancio, se hace imposible cumplir con los compromisos sociales y familiares.