La investigación de Rebecca Spencer, una neurocientífica especializada en el sueño de la Universidad de Massachusetts Amherst, en Estados Unidos, arrojó una interesante conclusión sobre el poder de una siesta.

En general, el análisis demostró que el sueño ayuda a dar sentido a las emociones. De hecho, desempeña un papel clave a la hora de codificar la información extraída de las experiencias del día, por lo que es fundamental para conservar los recuerdos.

«El sueño es particularmente efectivo a la hora de transformar la memoria emocional», señaló Spencer.

La ausencia de la hormona del estrés noradrenalina durante el sueño REM hace que el cerebro pueda procesar los recuerdos sin estrés.