La muerte conlleva una serie de rituales «tradicionales» según la religión, la creencias o la voluntad de cada quien. Sin embargo, hay algunos casos, un tanto excéntricos, que se salen de lo cotidiano y están muy adaptados al estilo del fallecido.

Hace pocos días falleció el creador de los pasapalos «Doritos», Arch West, a los 97 años, cuyos familiares echaron sobre su ataúd varias porciones de los mundialmente famosos Doritos, informó BBC Mundo.

Siguiendo en la línea de los pasapalos, el diseñador del empaque de las papas Pringles, Frederic Baur, fue enterrado en un tubo igual a los cilindros en los que vienen las papitas fritas. Sus hijos compraron unas Pringles sabor original en su honor para su funeral.

Por otra parte, al desaparecido Gene Roddenbery, creador de Star Trek, lo «enterraron» en el espacio, luego de que sus restos fueran lanzados lejos de la Tierra en el año 1997. Junto a él, el gurú del LSD Timothy Leary y otras 22 personas fallecidas, estuvieron «viajando» por el espacio hasta que en el 2002, sus restos se precipitaron hacia la atmósfera terrestre.

Otro apasionado del espacio y considerado uno de los padres de la ciencia planetaria, Eugene Shoemaker, es el único ser humano que ha sido enterrado en la Luna. Shoemaker fue uno de los que descubrió el cometa Shoemaker-Levy 9. Parte de sus restos salieron de nuestro planeta en 1999 en una misión exploradora en una cápsula de policarbonato, dentro de un termo sellado de aluminio.

Por último, el artista estadounidense Frank Sinatra, tuvo un funeral tradicional católico, pero con estilo. Junto a él estaba una botella de whisky, un encendedor y 10 centavos «en caso de necesitar hacer una llamada de emergencia», señala BBC Mundo.